17 de agosto de 2010

MoMA

Siguiendo con el MoMA, paso a colgar algunas obras que directamente me apetece destacar:

Un par de cuadros inquietantes de belleza arrebatadora. Éste en concreto procede de, nada más y nada menos, 1888.

Masks Confronting Death, de James Ensor (Belga, 1860-1949).
Este artista fue una influencia muy importante en los movimientos vanguardistas de comienzo del siglo XX, en concreto en el expresionismo y surrealismo, y en artistas como Klee y Emil Nolde. Su obra, difícil de encontrar en museos españoles, es especialmente original. Sus primeras escenas realistas de estilo sombrío fueron variando con el tiempo hasta éstas imágenes de paleta clara y temas extraños.
Un grupo de enmascarados confrontan la figura de la muerte, que es la que se sitúa en el centro, cubierta de blanco, color que impregna toda la imagen. Las máscaras son un elemento muy presente en sus cuadros, probablemente inspiradas en las que vendía su madre en la tienda de regalos durante el carnaval anual de Ostende.

The Storm (1893),
es de las que impresionan a pesar de su tamaño medio. Edvard Munch (noruego, 1863 - 1944) contagió a sus obras de una profunda angustia que a su vez es influencia común al resto del expresionismo alemán de comienzos del siglo XX. Según sus propias palabras, del mismo modo que Leonardo da Vinci había estudiado la anatomía humana y diseccionado cuerpos, él intentaba diseccionar almas.
Munch fue obviamente un hombre de infancia trágica por la presencia de la enfermedad, muerte de su madre y hermana y la obsesión religiosa de su padre, lo que originó una personalidad conflictiva y en algunos casos desequilibrada que logró crear un estilo pictórico muy personal mediante la potenciación de la fuerza expresiva de la línea sinuosa, formas esquemáticas y un uso simbólico del color, por lo que se le clasificó como pintor simbolista.
Esta obra fue pintada mientras el artista pasaba una temporada en un pequeño pueblo costero de Noruega frecuentado por él y otros artistas. Puede que fuera inspirado por una tormenta que él mismo presenció ése verano. Vemos cómo el azul del cielo y el agua marcan la tonalidad de la tela. Una mujer se lleva las manos a la cabeza mientras las demás mujeres quedan apartadas, potenciando así su gesto de angustia. Las ventanas de la casa (amarillas y brillantes), invaden el edificio como una especie de presencia humana mientras se sugiere un mundo vibrante, en el cual las mujeres quedan excluidas.

Y maravilloso también es el famosísimo The Dream (1910), de Henri Julien Félix Rousseau o más conocido como "El aduanero Rousseau" (1844 - París, 1910).
Rousseau era padre de familia y trabajaba humildemente, como su apodo muy bien indica, de funcionario. Concretamente como agente de aduanas de segunda clase en la Oficina de Recaudación de Arbitrios de París. Y como viendo siendo habitual en muchos artistas, comenzó a pintar en serio con poco más de cuarenta años, hasta que a los 49 se retiró de su puesto en la administración para dedicarse de lleno a la pintura. Este detalle, junto con que dedicara mucho tiempo a cada una de sus obras y además, con que fuera prácticamente autodidacta, no fueron obstáculos suficientes para impedir que se convirtiera en uno de los máximos representantes del arte naïf.
Siempre me resultó llamativo que la jungla fuera uno de sus motivos predilectos a pesar de no haber visitado una jamás. Su fuente de información se hallaba en el Zoo de París, en láminas de exposiciones sobre colonias, libros o el Museo de Historia Natural. Le bastaba con entrar en una sala del Jardín Botánico, sentir calor tropical propio de un invernadero y verse rodeado de plantas exóticas para disparar su imaginación. Según sus propias palabras, “le parecía como entrar en un sueño”, y esto es lo que trató de reflejar en su obra, con una inocencia casi infantil.

A pesar de sus intentos "realistas", su obra destaca por el tono poético y exótico, creando un estilo naíf, original hasta el momento. Parte del encanto está en su escasa formación académica, junto con el protagonismo de la fantasía y un colorido complejo.
Es difícil de encasillar en los movimientos artísticos que se están desarrollando en este momento. Sin embargo, en 1866 fue invitado por los antiacademicistas para participar en la exposición del Salon des Indépendants, dónde fue elogiado por sus compañeros como Gauguin, Seurat, Valloton, y el crítico Wilhelm Uhde. Poco a poco, se va haciendo un hueco entre los pintores vanguardistas como Derain y Matisse, e incluso desarrolla grandes amistades con Delaunay (Robert), Guillaume Apollinaire y Picasso.


Gare Montparnasse (the melancholy of departure), 1914,
es otra obra más del gran Giorgio de Chirico (Grecia, 1888 – Roma, 1978) de obligado momento de deleite y disfrute. Por suerte, en este museo hay tanto “cuadro famoso” que no son muchos los que reparan en esta maravilla y ése momento de silencio es posible.
De Chirico fue el fundador del movimiento artístico de la escuela metafísica. Sus paisajes urbanos evocan ambientes sombríos y abrumadores inspirados en ciudades mediterráneas.
Fue Guillaume Apollinaire quien le introdujo en el grupo de artistas más destacados de la época, que rápidamente supieron admirar su obra, hasta convertirle en una de las mayores influencias del movimiento surrealista. Max Ernst, Dalí, Magritte,... fueron grandes admiradores y seguidores, entre otros.

Hace poco comentaba en este blog la exposición de Tanguy en L&M Arts (Nyc) y su decisión de convertirse en artista tras ver una obra de Chirico a pesar de no tener ninguna formación previa. Bueno, aquí esta la causa...

Christina´s world, (1948) de Andrew Wyeth (1917 – 2009).
De estilo realista mágico, éste pintor conocido en Estados Unidos como el "Pintor del Pueblo" por su popularidad entre el público americano, sentía predilección por las escenas del día a día protagonizadas por la tierra y los habitantes de su ciudad natal Chadds Ford (Pensilvania) y de su casa de verano en Cuching (Maine), rodeándolas de un misterio poético. La imagen, inquietante y detallista, centra la atención en la espiritualidad de una mujer, su vecina en Maine y enferma de polio, que concede parte del protagonismo a una tierra árida y misteriosa.

Number 1A, 1948, Pollock (Moma, Nyc, 2010)

No tengo más remedio que mostrar esta foto que me pareció muy divertida. Una camiseta de estilo “Custo” se diluye en una obra de Jackson Pollock (1912 - 1956), referente estadounidense que entre los años 40 y 60, crea una dimensión precursora del nacimiento del “Expresionismo Abstracto”.

Este estilo surge a través de una representación dramática del subconsciente expresada de forma autómata (automatismo). Además se ve condicionado por la búsqueda de emoción provocada entre un público expectante.
A ésta técnica se la llamará “Action painting”, acción que consiste en poner el lienzo de grandes dimensiones a ras del suelo y con pinceles pintar de forma rígida y contundente, con movimientos rápidos y autómatas. El secreto de la obra consiste en la movilidad del artista a la hora de su creación, así como el “ordenado caos” que se crea con toda la acción. Otras técnicas creadas por Pollock fueron el “dripping”, que consistía en perforar por la parte inferior los botes de pintura para una aplicación de goteo mediante movimientos bruscos y cambiantes. Y “all-over” que se basa en no dejar espacio alguno sin cubrir, creando una superficie completa que elimina la limitación de marcos.
Todo esto explica lo que Pollock trata de plasmas en la tela «no una imagen, sino un hecho, una acción» (según sus propias palabras).


Untitled (1967). Donald Judd, Moma (Nyc, 2010)

Y un par de obras de las de difícil comprensión, Donald Judd (Missouri, 1928 - Nueva York, 1994). La base de su trabajo está en el espacio y la realidad. Judd comenzó como pintor pero evolucionó hasta esculpir objetos independientes en tres dimensiones sobre suelo o pared, de formas sencillas y repetidas muchas veces, que exploran el espacio.
A partir de 1963, Judd comenzó a usar colores más llamativos, así como diferentes materiales como el metal, el contrachapado, y el plexiglás. Aunque es frecuente encontrar a éste artista incluido en el grupo minimalista, él se opuso a aceptar el término como identificativo de su obra.
Stack, 1967. Donald Judd, Moma (Nyc, 2010)


Y por fin, llego a la exposición de Henri Émile Benoît Matisse (1869 - 1954): Radical Invention (1913 - 1917). La única foto que me fue posible “robar” fue esta joyita:

Las tres bañistas (1879-82), de Cézanne (francés, 1839-1906).

Matisse compró esta obra en 1899 y será la fuente de inspiración para el uso del color y construcción de composiciones de sus propias bañistas.
En 1936, cuando donó esta obra al Museé du Petit Palace de París, escribió; “Me ha mantenido moralmente en los momentos críticos de mi aventura como artista; he dibujado desde él, mi fe y mi perseverancia”.
La muestra comienza recordando la importancia de la influencia de Cézanne en este artista en concreto, así como en toda su generación. Las obras reunidas parten de la época en que Matisse vuelve de Marruecos en 1913 hasta su partida a Niza en 1917. En estos años es cuando el artista produce su obra más experimental y enigmática. Pinturas que son abstractas y de detalle rigurosamente descriptivo, geométrico y dominadas por sombras en negro y gris. Son trabajos que hasta la fecha fueron tratados sin la importancia merecida y que se han explicado como respuestas al Cubismo o a la I Guerra Mundial.

Lo dicho, para bien o para mal, todas las fotos son mías (S.R.).

1 comentario:

  1. interesante entrada. Gracia por invitarnos a visitarlo contigo. Abrazos. Myr

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