16 de agosto de 2010

MoMA

Hall del Moma con cuadro de Takashi Murakama al fondo

Visitar el MoMa era un momento al que tenía pavor. De hecho lo he ido retrasando (sufrí un trauma visitando el Louvre hace años) hasta que por fin llegó el momento en el que me sentí preparada... todo esto se debe a que la entrada cuesta 20 dólares y la opción gratuita es su tarde de viernes de libre acceso, que ya de por sí es famosa por la cantidad de gente que acude al museo. Esto se agrava por la exposición del momento: Matisse. Por lo que me armé de valor y paciencia, llegué 20 minutos antes (la tarde gratis comienza a las 16h.) y a la fila que me puse.
¡Pero cómo pude olvidar el pequeño detalle de que los americanos son auténticos profesionales y tienen un control absoluto a la hora de organizar el caos! Inocente de mí, la cola que para mi asombro daba la vuelta, daba de la vuelta de nuevo y volvía a dar la vuelta al bloque entero, duró una media de 20 minutos. Lo que parecía que iba a durar una eternidad, ¡¡duró 20 minutos!! En perfecto orden fuimos entrando todos, sin que nadie intentara hacerse el listo colándose y efectivamente, a las 16:00 me encontraba cruzando el acceso a un interior, eso sí, repletito de gente. Este tema, la saturación de espectadores visitando un museo de éstas características es otra cuestión que puede desarrollarse bastante, sin embargo no entraré ahora. Pero por el alboroto y escándalo, me pregunto siempre en ésos momentos, ¿cuántos estarán aquí por interés y cuántos por alguna extraña obligación turística...?
En cualquier caso, la visita siempre merece la pena.


Lo que más me viene llamando la atención de los museos que últimamente he visitado es, la cada vez más notable y extensa presencia de mujeres artistas entre las obras representadas. Ya era hora.

Nada más entrar, te encuentras con un enorme mural de la artista Afroamericana,
Kara Walker (1969) de reciente adquisión por parte del museo. Esta artista californiana que ya me llamó la atención en el Brooklyn Museum del que todavía no he hablado (uf, se me acumula el trabajo) explora a través de su obra la raza, el género, la sexualidad, la violencia e identidad. Es muy conocida por sus murales de siluetas recostadas en negro sobre fondo blanco, con los que trata de crear un puente entre la identidad folclórica nacida a partir de épocas de esclavitud y los problemas de género de las mujeres Afroamericanas en particular. Imagen de aparente inocencia pero cargada de poderosa denuncia social ante la cuál, curiosamente, me encontré con un grupo de espectadores (españoles, de hecho, lo que por otro lado no significa nada en particular), que se reían de lo tonto y simple que les parecía este inocente dibujillo. Cómo respuesta a su atrevido comportamiento, tan sólo el título del mural: Gone: An Historical Romance of a Civil War as It Occurred b´tween the Dusky Thighs of One Young Negress and Her Heart (1994).
Kara Walker (Gone: An Historical Romance of a Civil War as It Occurred b´tween the Dusky Thighs of One Young Negress and Her Heart (1994). Moma (Nyc), 2010.

Debido al reciente fallecimiento de Louise Caroline Bourgeois (París, 1911- Nueva York, 31 de mayo de 2010), las distintas obras de la artista se reparten en muchas de las salas del museo.
En concreto me gustó mucho esta (Ode à l´oubli, 2004).

Ode à l´oubli, 2004. Bourgeois, Moma (Nyc, 2010)

La Bourgeois, hizo libros ilustrados, un formato que al parecer coleccionaba desde finales de los años 40, incorporando sus propios textos y los de otros autores. Estos volúmenes editados en telas están creados a partir de un modelo que hizo en 2002 usando tejidos que guardó durante años, incluyendo trozos de pañuelos, toallas de su ajuar con sus iniciales bordadas, etc. Resulta que la artista pasó su infancia rodeada de telas porque su familia poseía un negocio de restauración de tapices, y usó este material durante años en esculturas e incluso como soporte para dibujos e impresiones.

Ode à l´oubli, 2004. Bourgeois, Moma (Nyc, 2010)

Bourgeois estudió matemáticas en La Sorbona pero sin embargo, acabó abriendo una vía muy vanguardista en el arte contemporáneo a través de sus esculturas, muchas de ellas de tamaños monumentales y casi todas, construcciones oníricas.

Spiral woman (1951-1952) and figure (1954). Bourgeois, Moma (Nyc, 2010)

Quarantania I (1947-1953, reassembled in 1981). Bourgeois, Moma (Nyc, 2010)

Siguiendo con el recorrido, me encuentro con las bellas esculturas de Louise Nevelson (Kiev, 1899 - Nueva York, 1988) y su Hanging Column from Dawn´s Wedding Feast (1959). Son dos esculturas que formaron parte de un conjunto que se completaba con una habitación que creó para el Moma en la exposición de 1959-60, 16 Americans.

Moma (Nyc, 2010)

Cada uno de los elementos representa un componente propio de boda. La artista que en varias ocasiones mostró su aversión por el matrimonio, pinta las piezas simbólicamente del mismo color, blanco, marcando así el tema nupcial. Toda esta obra me resulta muy especial por la experiencia personal de la artista, ya que se la conoce con el apellido de casada. En 1929 comenzó a estudiar en la Art´s Student´s League de Nyc, decisión que no gustó a su marido, y que a la postre fue una de las causas de su separación.


Hanging Column from Dawn´s Wedding Feast (1959). Louise Nevelson (Moma, Nyc, 2010).

A pesar del deseo de la artista de que todo el conjunto permaneciera unido, parece que ha acabado dividiéndose por museos. Lástima.

Hanging Column from Dawn´s Wedding Feast (1959). Louise Nevelson (Moma, Nyc, 2010).

Pero para reclamar una presencia cada vez más destacada de la mujer en el mundo del arte, siempre nos quedarán Las Guerrilla Girls. Este colectivo de artistas feministas nació en Nueva York en 1984 y se denominaron así por usar tácticas de guerrilla para promocionar la presencia de la mujer en el arte.



Comenzaron pegando pósters por la calles de Nyc, denunciando el desequilibrio de género y raza de los artistas representados en galerías y museos. Aún en día, a pesar de su desaparición, seguimos desconociendo quienes fueron los miembros del grupo originario o el nº de participantes porque en sus apariciones siempre llevaban máscara de gorila con el propósito de guardar su verdadera identidad, que según ellas aseguraban, mantenían oculta incluso a sus amigos y familiares.


Las Guerrilla Girls no contaban normalmente con el apoyo de la crítica especializada pero a pesar de todo, ahí están, presentes en grandes museos como el Moma o la Tate Modern de Londres, haciendo preguntas todavía molestas a un público que en general parece seguir sorprendiéndose a pesar de los 26 años transcurridos...


Selected posters from the portofolio Guerrilla Girls Talk Back: The First Five Years, 1985-90. Moma (Nyc, 2010)

Por último en este apartado de féminas artistas, un cuadro que me gusta especialmente, de Lee Lozano (americana, 1930 - 1999), artista de la que ya hablé en su momento en este blog.

Untitle (sin título), 1963. Lee Lozano, Moma (Nyc, 2010)

Todas las fotos han sido tomadas por mí, como siempre (S.R.)

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