6 de octubre de 2011

Túnel del tiempo a Oporto


Ilustración de Sonia r. Arjonilla

¡Regreso del pasado! Y sí, me siento afortunada por ello, no por haber vuelto sino por haber estado. Esta es la sensación que traigo de mis vacaciones en Oporto.
En algún momento de nuestra historia el mundo acababa en Portugal, cuando la tierra era plana y ya no había nada más. El viajero llegaba a sus muelles y mirando al mar pensaba que aquello era el fin del mundo. Uooooh… bah, hoy sabemos que estaban en un error pero ésa es la sensación que se apodera de mí cuando he estado en Lisboa y en este caso en Oporto.
Recordar hoy mi viaje de ayer resulta extraño y un tanto irónico. Pensar que hubo un tiempo en el que América aún no existía, cuando acaba de fallecer Steve Jobs, ¡eso es ironía! Hoy el mundo lamenta su muerte y aplauden un nuevo mundo gracias a sus inventos tecnológicos mientras yo me siento “pecadora” por no diferenciar aún un ipod de un ipad y “anticuada” por darme igual. Pero ¿qué le voy a hacer? soy de ésas nostálgicas un poco aburridas que adoran el pasado, ninguno en concreto, sólo eso, el concepto de pasado. Rincones anónimos dónde la vida sigue siendo como antes de la globalización de las calles y modas, cuando no es lo mismo callejear por una ciudad que por otra. Sé que estoy en Oporto por que su esencia señorial aún está patente en los edificios art decó, en cada fachada cochambrosa y decadente, en sus ruinas ocultas tras azulejos que iluminan las cuestas, los tranvías, los balcones con sábanas descoloridas colgadas. ¡Sus tiendas! de artesanos, zapateros, telas, lanas, dónde abundan tanto las librerías como las ferreterías, dónde los comercios son pequeños, cutres y tan pronto te venden un calcetín de lana que acaba de tejer la dependienta como una barra de pan. Dónde las señoras venden sardinas en las esquinas de las calles y yo me sorprendo a mí misma pensando qué controles de sanidad habrán pasado. Quiero decirle a todo el mundo que adoro pasear por tus rincones mugrientos, hacer fotos a cada baldosín que veo, beber vino y natas aunque la combinación no pegue ni con cola y sólo sean las 6 de la tarde, comer bacalhao de una sartén llena de aceite pensando en la cantidad de calorías que estoy metiéndome en el cuerpo mientras me siento en un cuchitril de guiris frente al Duero. Porto, en un arrebato de nostalgia y amor por ti, ¡¡te declaro templo del vintage!!

Mis adquisiciones de Oporto:

Azulejos portugueses



Los azulejos tienen un lugar privilegiado en la arquitectura portuguesa que los utiliza y dispone de forma impar, como ningún otro país europeo. Comienzan a invadir las ciudades a partir del siglo XVIII y en muchos casos, los artistas lo eligieron como medio para contar historias y pasar mensajes.

Y de la bonita tienda A vida Portuguesa


Cuaderno hecho a partir de manteles de papel

Museos que he visitado:

El Museu Nacional Soares dos Reis se fundó en 1833. Sus fondos comprenden tanto artes decorativas a partir del siglo XVII como una colección de pintores portugueses del siglo XIX y XX. El lugar es pequeño y puede que no sea un imprescindible si la visita a la ciudad es breve, en cambio, descubrí a una pintora deliciosa, Aurélia de Souza (1867-1922).


Autorretrato (1900) de Aurélia de Souza,
pintado a partir de su reflejo en un espejo.


Dia dos finados, de Aurélia de Souza.

En un momento concreto de su vida se trasladó a París para estudiar pintura posteriormente viajó por Europa hasta su regreso definitivo a Portugal en 1901.
Su estilo es naturalista, aparentemente realista pero con cierta esencia impresionista. Hay algo emotivo y sincero en sus cuadritos al natural que no veo en las reproducciones, así que recomiendo la visita al museo sólo por la obra titulada Visitación de la que no encuentro ninguna imagen en internet.



El Museo Serralves viene recomendado por todas las guías, especialmente por sus enormes jardines. Bueno, ni idea de cómo son los jardines porque a esas alturas la idea de andar kilómetros con un calorazo infernal ni se me pasó por la cabeza, en cambio el museo me ha parecido genial. El edificio fue diseñado exclusivamente para albergar obras de gran formato por Alvaro Siza en los años 60. Es decir, que ya fue concebido como un pequeño templo del arte contemporáneo.

Foto tomada desde el interior del patio interior del edificio.

Nada más pasar el primer acceso al jardín aparece Richard Serra con su escultura Walking is measuring (2000). Rey del minimal y del acero, logra siempre con sus obras ideadas para estar a la intemperie su objetivo primordial: modificar el entorno, otorgando una nueva identidad cultural al lugar en concreto. Son sus paisajes alterados.

Walking is measuring (2000), Richard Serra. Museo Serralves.

La exposición del momento se titula Off the wall / Fora da parede y reúne un montón de piezas y performances de artistas conceptuales, con trabajos que van desde 1948 hasta el nuestros días.
El tema que las une son las acciones que tienen el cuerpo como protagonista y por tanto el movimiento. El cuál se convierte en la verdera obra a retratar enmarcándose entre el suelo y la pared que normalmente limitan el cuadro.

La muestra comienza con Robert Morris y sus “Bodyspacemotionthings” concebida en 1971 para la Tate de Londres. Una serie de objetos de madera invitan al espectador (en este caso un grupo de adolescentes atrevidas y sin complejos) a olvidar su rol pasivo de simple espectador y permite el disfrute de todas ellas.

Foto original de los años 70, de “Bodyspacemotionthings”, Robert Morris.

A continuación destaco a un trío de artistas por decisión propia pero la selección de la muestra es larga e impecable: Carl Andre, John Baldessari, Jenny Holzer, Joan Jonas, Roy Lichtenstein, Robert Longo, Robert Mapplethorpe, Paul McCarthy, Bruce Nauman, Yoko Ono, Claes Oldenburg, Dennis Oppenheim, Tony Oursler, Richard Serra, Cindy Sherman y Andy Warhol.

Helena Almeida (1934), portuguesa. Trabaja habitualmente en blanco y negro y con fotografías que reflejan autorretratos. Es un trabajo manipulado previamente y su importancia radica precisamente en esto. De aquí su poético título, pintura habitada.

Pintura habitada, Helena Almeida.

De Martha Rosler ya he hablado en alguna otra ocasión, al igual que de Yoko Ono.
De la 1ª es el vídeo Vital Statistics of a Citizen, Simply Obtained (1977), donde la artista compone una alegoría en la que se muestra cómo se estandariza el cuerpo de la mujer para actuar, sentir y pensar de una forma predeterminada. Aunque la fecha en la que el vídeo fue concebida queda lejana en el tiempo (1970), el mensaje sin embargo continúa estando vigente. Vivimos en una sociedad que sigue marcándonos el camino a seguir y resulta muy difícil huir de ésa figura esteriotipada, siendo un auténtico ejercicio de honestidad y valentía encontrar nuestra propia individualidad. Rosler nos deja pensando cómo la sociedad nos juzga (a mujeres y hombres en general) y cómo reaccionamos ante esto.

Imagen de Vital Statistics of a Citizen, Simply Obtained (1977), Martha Rosler.

Por último, Freedom (1970), de Yoko Ono. Como mujer me resulta imposible comunicar mejor este sentimiento.

Imagen del vídeo Freedom (1970), Yoko Ono.

¿Lo más sorprendente? Es que según veía el vídeo de Freedom caía en la cuenta de que ya había visto esta exposición en el Whitney Museum de NY ¡el año pasado!
Pero la que sí que no había visto era la otra exposición del Serralves, Da página ao Espaço: Esculturas de papel publicadas. ¡Y me pareció tan bonita! Una selección de 90 artistas de tendencias diferentes de los años 50 hasta ahora. Unidos por su afán de investigación y experimentación con el papel, formando esculturas tridimensionales. Todo un placer.

Poemobiles, de Augusto de Campos y Julio Plaza. Autopublicado (Sao PAulo, 1974).

Roy Lichtenstein.

The Passing Winter, Yayoi Kusama. Visionaire Publishing, NY (2008).

2 comentarios:

  1. A mi también me encantó Porto. Nos hospedamos cerca de la Universidad y, por la noche, veíamos a grupos de estudiantes con unas capas negras, que deben formar parte de su uniforme, como salidos de las películas de Harry Potter.
    Y si no visitaste la Librería Lello, tienes una buena excusa para volver.
    Un placer leerte, como siempre.

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  2. Jajajaja, ¡¡¡¡estudiantes andando en grupos por todas partes y algunos portando cucharas gigantes de madera!!!! De hecho me los encontré por primera vez saliendo de la librería Lello y por un momento creía que estaba flipando y que efectivamente me había transportado a una escena de Harry Potter.

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