22 de mayo de 2012

Cindy Sherman en el MoMA


Regreso de Nyc y traigo buenas noticias, sí, Manhattan sigue siendo lo más aunque después de conocer Williamsburg de la mano de un “veterano”, nada vuelve a ser lo mismo. Soy una afortunada, tengo guías de primera en ambas partes de la ciudad.
Comienzo por la “city”. Lo mejor que sigue ofreciendo son los museos. Imposible competir, esta vez mi espíritu intelectual ha estado vago, mis prioridades han sido los amigos pero ¿cómo decir que no a dos expos de las imprescindibles? Cindy Sherman en el MoMA y Francesca Woodman en el Guggenheim. 

La retrospectiva de Cindy Sherman (1954, Nueva Jersey) en el MoMA es el acontecimiento de la temporada. Sherman es una de las artistas más influyentes dentro del arte contemporáneo. Es conocida por sus autorretratos conceptuales a través de los cuales investiga la identidad contemporánea y la naturaleza de la representación, basándose en imágenes almacenadas que obtenemos de la TV, cine, revistas, internet y como no, de la historia del arte. 
Lo más característico de su obra es que ella es su propia modelo, no por egocentrismo sino como una forma directa de experimentación con su cuerpo e identidad, quizá atenuado por la inseguridad propia del principio de su carrera. Leí en algún lado que solo cuando estuvo segura, su trabajo salió a la luz. El resultado es divertido pero muy inquietante al mismo tiempo.
Sherman asume múltiples roles, el de fotógrafa, modelo, maquilladora, peluquera, estilista, hasta crear toda una colección de personajes diferentes. 
La exposición comienza con la serie que le dio el reconocimiento artístico y con la que inicia su trayectoria, Untitled Stills (1977-1980), en la que cambia su ropa y aspecto para dar a las fotografías apariencia cinematográfica usando estética y planos propios del Cine negro, en blanco y negro. Para ello adopta el rol femenino propio de los 50 y 60 que Hollywood fabricó en aquella época.
 
Admirando el conjunto de su obra, no tienes más remedio que cuestionarte el propósito de la artista. ¿Qué pretende Sherman? Creo que ante todo pone sobre la mesa cuáles son sus obsesiones que además comparte con la sociedad moderna, la edad, juventud y status social.  La artista enfoca estos temas mezclando artificio y ficción con cine y performance. Lo grotesco, lo feo, se disfraza de carnaval. La cuestión de género y clase social siempre están presentes. 
Jamás titula sus fotografías, solo las enumera y esto hace que toda la atención quede en el mensaje que hay detrás de la imagen.  El resultado de su obra es de una modernidad absoluta porque lo que retrata realmente es el complicado mundo de la imagen. No profundiza en el interior sino en los estereotipos que tenemos anclados en nuestro imaginario cultural. ¿Hay algo más actual que la preocupación que compartimos todos mientras andamos como locos construyendo una identidad perfecta? Aquella de la que sentirnos orgullosos y la que realmente deseamos mostrar a los demás en las redes sociales.

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