14 de junio de 2011

James Castle: mostrar y almacenar


¿Puede un analfabeto escribir libros? ¿Puede alguien sin formación llegar a ser artista? ¿Puede un Museo Nacional de Arte Contemporáneo exponer a un anónimo del arte? La respuesta a todo se llama James Castle.


Sin título. James Castle.

Nació (1899 – 1977) y vivió en una pequeña comunidad rural de Idaho (USA), era sordo, analfabeto y no se tiene constancia de que usara ningún tipo de lenguaje de signos para comunicarse. Jamás recibió formación, ni influencia de ninguna corriente artística. Se trata en definitiva de un outsider, también conocido como género Art Brut (arte bruto / marginal), aunque yo prefiero llamar a éstos artistas excepcionales, forasteros. Para mí, simbolizan un arte puro y libre. Prueban la necesidad más básica del ser humano en su búsqueda de expresión y sensibilidad a través del arte.

Sin título. Construcción. James Castle.

En los 90 su obra comienza a aparecer en circuitos artísticos pero es el museo de Arte de Filadelfia (USA) quién organiza una retrospectiva de su trabajo en 2008-09 y ahora el Reina Sofía quién le cede la palabra dedicándole un espacio.
Este autodidacta, construía superficies para dibujar, creaba libros ficticios, álbumes de familias anónimas. Obtenía sus soportes y elementos de dibujo a través del reciclaje (característica común a otros artistas marginales), conseguía tinta mezclando hollín con saliva, cosía sus construcciones de cartón y producía sus propios libros de textos simulados e imaginarios. Materiales inventados para crear un mundo paralelo y particular.


Libros de James Castle.

Los temas y motivos que elegía están basados en la repetición de paisajes, interiores, prendas de vestir, animales y personitas de extrañas formaciones. Pero no era una copia inocente de la realidad sino que en algunos casos incluía elementos fantásticos como reflejo de recuerdos de infancia o estados de ánimos propios de un momento concreto de su vida.

Sin título. Construcción. James Castle.

El título de la exposición hace referencia a un método propio de conservación y almacenaje de la obra. Agrupaba todos sus trabajos y los empaquetaba en cajas hechas por él mismo. El conjunto constituía además una obra al completo. Luego lo escondía en edificios en desuso como un gallinero abandonado, donde a veces permitía que gente muy cercana visitara su pequeño mundo aunque no mostraba toda su obra, sólo los dibujos.

Paquetes hechos por James Castle.


Dibujo de James Castle.

Lo que el Reina Sofía nos acerca es el producto de toda una vida. Una entrega total y sincera. El descubrimiento de una vía propia de comunicación con el resto y sobretodo, ésa búsqueda que compartimos todos de un lugar en el que encajar.

Construcción. James Castle.


4 comentarios:

  1. Ya tenía idea de ir a verla, pero después de leer este post, voy a fijar fecha, sin dilatarlo mas.

    La verdad es que presentas las cosas de un modo tan atractivo y documentado de un modo tan ameno, que yo te contrataría de miradora. Lástima que las miradoras no existan y yo sea una pringada que no puede contratar a nadie.

    ResponderEliminar
  2. Jajajaja, ¡¡¡gracias!!! Acabas de dar con mi profesión perfecta, ¡¡¡¡MIRADORA!!!! Lástima, aunque qué coño, ¡para qué queremos el dinero!

    ResponderEliminar
  3. Nos ha dejado todo un ejemplo a seguir en obra.
    Hoy cuando he ido a verla,me he dado cuenta que es uno de los mejores maestro de la pintura.
    Como una persona sorda sin formación,y sin ningun recurso economico.Ha podido desarrollar esa creatividad ese arte tan personal.
    Es un ejemplo a seguir como artista y como persona.
    Maria José Rodriguez

    ResponderEliminar