5 de septiembre de 2010

Gerda Taro y Robert Capa

Muerte de un miliciano republicano, frente de Córdoba, España. Robert Capa, 1936.

Ha querido el destino que regrese a Madrid justo a tiempo para ver la exposición fotográfica que organiza El Círculo de Bellas Artes, ¡Esto es la guerra! Robert Capa / Gerda Taro. Bravo por esta muestra que en su último día de exposición estaba a rebosar de gente y dónde el interés del público quedaba tan patente como pocas veces en una galería. Ver estas fotografías y recordar una parte de la historia que inevitablemente aún nos toca de cerca, me han conmovido enormemente.

Gerda Taro con un soldado, frente de Córdoba, España. Robert Capa, 1936.

Gerta Pohorylle nació en Stuttgart (Alemania, 1910) en el seno de una familia judía polaca. Vivió en una época en que Europa hervía entre guerras. Cuando los nazis llegaron al poder y tras sufrir una detención por participar en movimientos socialistas, huyó a París. Donde aterriza en un paraíso cultural en el que el hambre y la miseria rodean las tertulias de los grandes intelectuales del momento, Malraux, Brecht, Aragón, Giacometti… con ellos compartió mesa y conversación. Hasta que conoce a Andre Friedman, un guapo judío húngaro. Él es quién la introduce en la fotografía.

Robert Capa, frente de Segovia, España. Gerda Taro, finales de mayo, principios de junio de 1937.

Un día, Gerta tiene una gran idea, inventa un personaje al que llaman Robert Capa (en honor a Frank Capra, un director de cine americano de origen italiano, autor de ¡Qué bello es vivir!) y le “conceden” la identidad de un reputado fotógrafo americano que trabaja en Europa y que vende sus fotos a través de representantes por tres veces lo que cobran normalmente los demás colegas franceses. Gerda, cambia su apellido por el de Taro, también inventado, y se hace pasar por la representante, mientras que André sería el empleado de laboratorio. Esta rocambolesca idea triunfa y ambos comienzan a recibir una gran cantidad de trabajos, creando al mismo tiempo un mito. A partir de este momento, las fotografías son hechas en colaboración e irán firmadas bajo el nombre de Robert Capa. Así llegan en 1936 a España, con el encargo de fotografiar la Guerra Civil Española.

Gerda Taro y Robert Capa

Juntos viajaron por toda la geografía, fotografiando los distintos frentes de guerra, Cataluña, Aragón, Madrid, Andalucía,… dicen que era ella la que animaba siempre a Andre a involucrarse cada vez más, llegando ambos a implicarse de forma personal en su apoyo al bando republicano. En Madrid conocen a Hemingway, al que no soporta ella y a John Dos Passos, a quién en cambio adora.
Finalmente, tras un distanciamiento entre ambos fotógrafos, quizá provocado por las ansias de libertad de ella y su consecuente negativa a la petición de matrimonio de André, él se queda con el nombre de Robert Capa y ella comienza a firmar sus trabajos con el de G.Taro.

Barcelona, Gerda Taro, 1936

Gerda cubrió en solitario la 1ª fase del conflicto de Brunete, lo que le dará un enorme prestigio al publicarse su trabajo en revistas internacionales como Regards, no sólo por la calidad artística sino por ser de las primeras pioneras en fotografía de guerra, la 1ª en fotografiar la Guerra Española, así como por ser la primera mujer que muere en el frente. Porque como se veía venir, este cuento acaba mal, en todos los sentidos. Un terrible accidente en el que es aplastada por un carro de combate durante el repliegue del ejército republicano, pone final a su vida tras horas de sufrimiento(El Escorial, Madrid, 1937). Una semana después habría cumplido 27 años.

Miliciana republicana, Barcelona, 1936. Gerda Taro.

Fue Rafael Alberti quién recibe su cuerpo y lo envía a París, donde se la recibió por todo lo alto con honores de heroína republicana para ser enterrada en una tumba esculpida por Giacometti. Capa, destrozado, publicó en 1947 un libro dedicado a Taro con fotos de ambos mezcladas. Este homenaje, curiosamente contribuye a que ella pierda definitivamente su identidad profesional para sumergirse en el olvido, hasta que Irme Schaber, una historiadora alemana, la recupera definitivamente.

Gerda Taro

Alberti dijo de ella “arrastraba la alegría del peligro y la sonrisa de una juventud inmortal”.

A la salida de la exposición se recogen firmas para pedir una calle con el nombre de Gerda Taro, alguien que dio su vida por la lucha contra el racismo, el fascismo y el fin de las dictaduras. Parece justo.

4 comentarios:

  1. estuve con e y z, y deberias hablar con e, se está leyendo un libro sobre la guerra civil que cuenta las cosas desde la visión internacional, por ejemplo: recalca una y otra vez que los territorios legales eran los republicanos y no los nacionales, puesto que los republicanos estaban en el poder, legitimo y democrático, cuando los nacionales se sublevaron.
    A los nacionales les llaman rebeldes y no al contrario.
    Al perder la guerra se perdió cierta interpretacion en la historia, que nos la han contado como les ha dado la gana y eso que a nosotras ya nos la contaron en democracia pero aun asi…

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  2. ¡Qué interesante! Cómo siempre tus aportaciones son grandes.

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  3. Vi esta expo en Barcelona el año pasado, E y Z también la habían visto y nos emocionó muchísimo. Yo además, me estaba leyendo el libro 'Esperando a Robert Capa' de Susana Fortes, que novela la vida de Gerda Taro. El libro es un pelín cursi pero la historia es tan potente que se deja leer.
    Besos!

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