30 de mayo de 2010

Miquel Barceló y algunas razones por las que de verdad me gusta mucho lo que hace.

Oscuro, feo, sucio, tétrico, guarro. ¿Me gusta por eso?
La muestra comienza con un lienzo enorme en el que aparece tan sólo un gorila. El título tiene curiosamente tanta fuerza como la visión de este animal pensativo, ahí sentado en un rincón, serio, imponente, mirando al infinito. La solitude organisative. Por supuesto es una especie de autorretrato del pintor.

Grande es el adjetivo que para mí mejor describe la obra de Miquel Barceló. O pequeña, que es como me siento cuando me quedo mirando algunos de sus lienzos. Son sus intentos por escapar del exceso, sus inquietudes como artista que intenta resolver a través de su trabajo, plasmando en su obra toda esa ansiedad, esa ambición por comunicar lo más íntimo. Eso es lo que me conmueve. Su esfuerzo constante. Su valiente experimentación con materiales y pigmentos.

Este texto es breve y conciso a propósito. Cuando te sitúas delante de su obra lo tienes claro al instante, o te desagrada, o te revuelve algo por dentro pero desde luego no te resulta indiferente. A mí me ocurre lo segundo. Obviamente, es mi lado oscuro lo que se despierta. Pero esto es lo que me gusta de la pintura. Su poder hipnotizador.

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