24 de octubre de 2009


¡Va de chicas!
Sugerencias musicales:

La americana Death Vessel y la sueca Taken by trees.

Retrospectiva de Juan Muñoz. Reina Sofía

Retrospectiva de Juan Muñoz. Reina Sofía

Retrospectiva de Juan Muñoz. Reina Sofía

Retrospectiva de Juan Muñoz. Reina Sofía

Many Times. Juan Muñoz

¡A sus pies, señor Muñoz!

El más difícil todavía, arte del que no es agradable a la vista. Arte de supuesta comprensión ardua y polémica. El típico y temido arte moderno. Reina Sofía, retrospectiva de Juan Muñoz. Fui con ganas y acompañada de una pareja de adolescentes sin ningún conocimiento ni especial gusto sobre/para el arte. Buen empiece.

Su cara de confusión y desagrado (y sólo estábamos en el comienzo de la expo) ante la sala vacía con un único protagonista, una figura colgando del techo, me confirmó la necesidad de rescatar algún dato que sirviera de introducción a una posible compresión del trabajo de este artista muerto prematuramente en 2001. Si no consigo que les guste, al menos que lo entiendan. Eso pensé yo. Así que tiré de la frase que es una constante en el trabajo y vida de Muñoz, “lugares inidentificables, aquellos que no están en ningún sitio“. Y esto es parte de lo que vemos cuando nos plantamos delante de alguna obra suya, lugares o estados del alma, que puede que hayamos experimentado o no, pero que están el alguna parte.

Seguimos avanzando y llegamos a una sala repleta de formas humanas casi idénticas, ojos en blanco, risas huecas, figuras todas en un gris monocolor. Un espacio que claramente refuerza el valor del vacío. Una sala rodeada por un sordo silencio que se palpa entre las figuras de forma característica. La pieza se llama Many Times (1999). Poético, ¿no?
Lo que ocurre cuando entras en esta sala es que automáticamente interactúas con las esculturas, de forma natural te mueves entre las figuras llegando a jugar con ellas. Me sorprende lo poco acostumbrados que estamos a esto en el arte. De repente formas parte de algo, se te permite participar y te diviertes, te escondes, te camuflas, haces fotos. Y te olvidas de lo serio y profundo que es el arte para simplemente, participar de algo especial por un segundo. Ocurre en realidad con pocas obras. Incomunicación no solo con arte, sino con la vida, la sociedad,... De esto nos habla el Juan Muñoz. Nos recuerda la soledad del ser humano. Por fin un artista cumple con su trabajo los objetivos marcados: tres individuos con nuestras diferencias conseguimos divertirnos e irónicamente “comunicarnos“ con la obra sin importar que sepamos o no sobre arte, sin hablar el mismo idioma incluso.

La muestra continúa. Y poco a poco te vas sumergiendo en su mundo. Surgen temas como la inquietud, la soledad, tristeza, en otra sala te intimida su ambiente hostil, … en definitiva es una exposición en la que te olvidas de la teoría para ser tú mismo el verdadero protagonista. Sorprende, conmueve, emociona… arte en estado puro.

No sé si a mis acompañantes les gustó tanto como a mí lo que vieron. Lo que sí puedo asegurar es que lo recordarán porque no les dejó indiferentes.

17 de octubre de 2009

Beyond Bloomsbury. Designs of the Omega Workshops

Beyond Bloomsbury forever…


“It´s time the spirit of fun was introduced into furniture and fabrics. We have suffered far too long from the dull and stupidly serious”.
(R. Fry)


Érase una vez hace mucho, mucho tiempo, un grupo de artistas que decidieron olvidarse de sí mismos, unir sus fuerzas creadoras e ir contra corriente.
Nos tenemos que trasladar a principios del siglo XX. Mi época favorita. Estamos ante un personaje llamado Roger Fry, pintor y crítico, que en 1913 decide crear los talleres Omega.
Fry había visitado París en 1911 y aprovechando un hueco en su apretada agenda, va y visita el estudio del snob Poirot (para los que no lo conozcan, el “diseñador de moda de la época”). Anteriormente debió haber visitado también Viena y los talleres de 1900, rollo Hoffmann, etc… El caso es que inspirado por estos ambientes artísticos, llama a unos amigos y les propone formar un colectivo. Sus amigos no eran tipejos comunes si no Vanessa Bell (qué nombre tan bonito, ¿¿no?? Pues hermana de Virginia Woolf, por supuesto), Duncan Grant, Winifred Gill y otros artistas del famoso grupo de Bloomsbury.

Se trata de un laboratorio de ideas que parte de lo espontáneo y fresco del trabajo artesano pero con la intención de satisfacer necesidades. Su intención es expresar el gusto e ideas del hombre culto y moderno, para lo que se inspirarán nada más y nada menos que en corrientes que están surgiendo en ese mismo momento, desde el cubismo de Picasso, el puntillismo de Seurat o la abstracción lírica de Kandinsky. Ambicioso, ¿no? Sin miedo pero con gusto, se lanzan a experimentar aunque lo que en el fondo están haciendo es combatir la Inglaterra eduardiana desde una rabiosa vanguardia. Son valientes en el uso del color y sus diseños se caracterizan por un dinamismo abstracto.
Los artistas pasan de firmar individualmente sus trabajos. En vez de eso todo lo que hacen lleva impreso el sello de la letra griega omega. Menudos hippies. Los clientes de estos talleres eran, como no, la gente “cool” de la época; Virginia Woolf, Bernard Shaw, H. G. Wells, Yeats, etc. El taller permaneció abierto hasta 1919.

Creo que lo romántico de toda esta bonita historia era sobre todo su intención de ofrecer al público un producto artístico y de calidad, frente a la reproducción mecánica y aburrida de la gran industria. Algo que vuelve a estar de actualidad.
Fry era Quakero, algo curioso que comentar y que en mi opinión viene al caso, ya que su responsabilidad cívica es lo que con mucha seguridad le permitió ver en el grupo Omega una alternativa a la gran guerra y una manera de poner en práctica su pacifismo. Se declaraban objetores de conciencia. Lo dicho, una panda de hippies. Sus clientes no solo recibían un trato personal y piezas únicas, si no que debían tener dinero, buen gusto para un estilo moderno, y además, accedían a una conciencia de ideales controvertidos, que demostraban a través de su apoyo o tolerancia a una manera de pensar que iba contra la norma establecida.

Tuve el placer de ver ejemplos de sus trabajos en la Courtauld Gallery. Si vais a Londres os lo recomiendo. Museo pequeño pero de gran calidad. Merece la pena ser visitado porque además de ser tranquilo, hay pocos turistas. Los visitantes pasean en silencio por las salas y puede incluso que ¡no haya nadie ese día! La exposición se llamaba “Beyond Bloomsbury. Designs of the Omega Workshops, 1913-19”, pero ya acabó. No obstante, si tienes curiosidad después de leer toda esta parrafada y sientes mucho habértelo perdido, ¡no desfallezcas! Por suerte los ingleses guardan de todo en ese gran contenedor que es el Victoria & Albert.

13 de octubre de 2009

Alexandre Farto

DESTRUIR = CONSTRUIR

Lo bueno de pasear un día cualquiera por el barrio de Spitalfields es que además de ser una zona tranquila con tiendas bonitas y curiosas, descubres cosas interesantes. Por ejemplo, esta obra en mitad de un callejón.
El autor es Alexandre Farto, un joven lisboeta más conocido como Vhils.
Lo primero que pensé cuando lo ví fue que era un graffiti. Esto, obviamente es una de sus influencias. Pero lo que este artista hace es un proceso mucho más elaborado llamado Scratching the Surface. Es una forma nueva de esculpir, y los materiales con los que suele trabajar son muros y paredes de la ciudad en la que se encuentre. Se trata, ni más ni menos, de excavar en capas de forma delicada, que más tarde cubre con pintura, para luego extraer con lejía y otros productos la materia necesaria hasta conformar los retratos.

Lo que me resulta interesante de este tipo de obras y sus localizaciones, es el contraste y la relación que se establece por un lado entre un arte tan independiente y por otro, la actual cultura de consumo y publicidad en la que estamos sumergidos. Es decir, un market que reivindica lo underground y el second hand como alternativa pero que también es una saturación de consumo que por cierto, atrae cada vez más a montones de turistas. Con todo, sigue siendo necesario encontrar en medio de esto, formas de reivindicar el individualismo de cada uno.

Más info en:
alexandrefarto.com